viernes, 27 de agosto de 2010

Luis Hómez, el incomodo (a 20 años de ausencia)


(Morelis Gonzalo)
Este 28 de agosto Luis Hómez cumple 20 años de ausencia. Dicen que 20 años no es nada, pero qué de cosas han pasado en todo este tiempo, cuánto ha cambiado el país, la política, sus actores. Qué de volteretas ha dado la vida.

Han cambiado tanto las cosas, que aquella frase de Neruda “Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos” pierde su poesía y se transforma en un vulgar pragmatismo, que hace dudar sobre si alguna vez de verdad, muchos de los militantes del Movimiento Al Socialismo, creyeron en esa posibilidad.

Luis Hómez, quien murió  a los 42 años de edad, fue considerado el  Defensor del Zulia y El Primer Valiente. Luchó en su corta e intensa vida política contra la corrupción en todas sus dimensiones. Así, enfrentó a las tribus judiciales, a las mafias lecheras e inmobiliarias, a la corrupción policial, a los desastres ecológicos. También peleo por la necesidad de rescatar a la zulianidad  como eje central de la política en la región, entre otros.

Su actuación logró poner presos a jueces y empresarios que hasta ese momento eran intocables. Consiguió también sensibilizar a la opinión pública, a  algunos organismos tomadores de decisiones y a actores políticos sobre la necesidad de enfrentar la corrupción, estuviera donde estuviera. A “enderezar  entuertos” como solía decir.
Denuncias, redes y marañas
En el año 1986 Luis denunció el famoso caso de Los pozos de la muerte, que luego terminaría siendo uno solo. Allí logró demostrar que los cuerpos de seguridad del Estado utilizaban esos pozos para “saldar cuentas pendientes” con terceros mediante ajusticiamientos. Allí se encontraron 5 cadáveres, dos de los cuales no fueron reconocidos. Los responsables de estos asesinatos eran miembros de las FAP, la cual era dirigida en su momento por el general Gustavo Fischer Godoy, quien fue destituido gracias a la labor de Luis y es aquí donde la teoría de las redes se hace presente. Veamos.

Para ese año el gobernador del Zulia era Omar Barboza,  designado por Jaime Lusinchi, quien intentó banalizar este descubrimiento afirmado que lo que había en los pozos eran “unos huesos de vaca”. Luis demostró hasta la saciedad lo falso e infame de esa afirmación y en consecuencia el encubrimiento que, como primera autoridad regional, realizó ante estas desapariciones y posteriores asesinatos.

Desde la gobernación del Estado Zulia, Omar Barboza apoyó la candidatura de Beto Finol (su principal financista) para el parlamento nacional, quien era el jefe del gang de la leche como lo definió Luis, el cual junto a Américo Araujo, Secretario general de AD y diputado regional, habían convertido al Zulia en una hacienda de su propiedad. Era el tiempo de “los bachacos”.

Beto Finol fue denunciado por Luis en el parlamento nacional, ante lo cual “renunció a AD”. Hoy sigue siendo un “prospero comerciante” con muchos amigos en la clase política asociada a la MUD, a la oposición. No es candidato a ningún cargo, pero posiblemente no lo necesite. Américo Araujo, por su parte, perdió gran parte de su poder con la caída de Beto.

Hoy, Omar Barboza es candidato a Diputado Nacional por un UNT, apoyado, entre otros por muchos de los que, desde el MAS años atrás, acompañaron a Luis a enfrentarlo y denunciar los asesinatos y desmanes que se cometieron en el Zulia cuando fue gobernador, pero que hoy prefieren olvidar, obviarlo.

Igual ocurre con Mervin Méndez, copeyano,  exconcejal y exalcalde de Ciudad Ojeda y actual candidato por la oposición al parlamento regional, quien fue denunciado por Luis en 1989 por haber encontrado graves actos de corrupción en su gestión como concejal, avalada la denuncia por la Asociación de Comerciantes de la región (ACIL).
De Omar Barboza a Álvarez Paz, pasando por Rosales
En el año 1988, siendo aún Omar Barboza gobernador del Zulia, Luis también denunció a Clemente Rojas La Rosa, director regional de la DISIP, por su participación en el negocio del narcotráfico. Este  contrató para su defensa los servicios del abogado Álvaro Castillo Zeppendefeldt, no obstante lo cual no pudo evitar que fuese destituido.

Este abogado fue denunciado por Luis Hómez en su libro “Cómplices y testigos” con el nombre de Bárbaro Palacios como uno de  “de los principales agentes de corrupción en el estado Zulia, cómplice además del Juez del  Manuel del Moral Labarca (uno de los cinco e jueces que logró destituir). Militante de AD, le daba vida a aquella máxima de El Libertador: el talento sin probidad es un azote”.

En el año 2009, Álvaro Castillo fue el abogado defensor de Manuel Rosales en el juicio que se le sigue por enriquecimiento ilícito. “Las pruebas presentadas por la fiscalía indican que, Rosales, aprovechándose de su condición de gobernante municipal y regional desvió los fondos de la nación a favor propio, de sus familiares y amigos”, señala parte de la acusación.

Como Gobernador del Zulia, Manuel Rosales contrató también a Henry López Sisco como asesor de Seguridad. Este policía ha sido denunciado por la participación de las masacres de Yumare (1986), El Amparo (1988), El Caracazo (1989), Cantaura y por el acoso a la embajada de  Cuba en el 2002, cuando el golpe de estado. Todo indica que fue alumno destacado de los terroristas anticastristas comandados por  Posada Carriles, quienes en los 60 y 70 coparon los cuerpos de seguridad del estado. Se fugo del país y al parecer está exiliado en Costa Rica.

 Manuel Rosales también se fugó del país el 2009 y se encuentra en Perú, donde pidió “asilo político”. Desde allí, sigue moviendo los hilos de la política regional, imponiendo sus candidatos a la Asamblea Nacional y a su esposa como candidata a la alcaldía de Maracaibo, apoyados por la MUD, integrada por mucho de sus excompañeros de partido y de causa.

Por su parte, Clemente Rojas se fue de la región y en 1997 regresó a Maracaibo a trabajar como jefe de Seguridad del Hotel El Paseo, propiedad de Heraclio Montiel, cuñado de Oswaldo Álvarez Paz.

En 1989 se realizaron en el país las primeras elecciones para gobernadores en el país. Luis era una fija. Todas las encuestas lo señalaban como seguro ganador en el Zulia, no obstante haberse presentado los primeros síntomas de su enfermedad. La elección se dio y Oswaldo Álvarez Paz “resultó ganador”.  El otro candidato era Omar Barboza.

Diecinueve (19) años, en el año 2009 después, Ángel Monagas escribió en su blog “Juicio a la noticia”  como él fue testigo de la estafa que COPEI y AD cometieron en contra de Hómez y sus seguidores en los cenáculos del CNE. Como Oswaldo había ganado con fraude, apoyado por Omar Barboza y AD. Hoy Álvarez Paz es un “paladín de la democracia”, avalado por  muchos de aquellos a quienes estafó cuando le robó el triunfo a Luis. Así son las cosas.

Por todas estas razones es que parodiando a Funes, el memorioso, de Borges, digo Luis, el incomodo, porque mucho de sus seguidores, amigos y compañeros de partido, han preferido olvidar a estos corruptos, a estos combates, a estos ejemplos. Prueba de ellos es que casi ninguno recuerda su aniversario, ni de vida, ni de muerto. Para muchos, es más cómodo olvidarlo, puesto que gran parte de ellos o hacen vida o apoyan a  los que él denunció y combatió, quienes siempre estuvieron vinculados a AD y COPEI  y hoy con sus derivados, como el Nuevo Tiempo o Primero Justicia.

Pero allí está la historia, allá están sus libros, su biografía (http://www.analitica.com/bitblio/gonzalo_vegas/memorial.asp) un video (http://www.youtube.com/watch?v=irVrXB1wyRE) la memoria oral de la gente que no olvida, que sabe bien cómo fueron los combates de Luis Hómez, a quién enfrentó y sí muchos de su compañeros del MAS hoy prefieren obviarlo por incomodo, pues muchos y muchas lo seguimos recordado como un faro, como un referencia ética ineludible en este Zulia irredento y memorioso, donde  el ejemplo de Luis sigue vivo no sólo como pasado, sino como presente en la escuela que lleva su nombre, en la placita, en el corredor vial, en una calle, en el Golfito, en La Chamarreta, en El Pinar,  El Gaitero, en tantos y tantos sitios,  donde quedó sembrado para siempre.

lunes, 16 de agosto de 2010

Habana- Eva- Caribe




Fui al cine a ver con mucha expectativa a Habana Eva de Fina Torres y la verdad,  se quedaron cortas las recomendaciones. La única película que había visto de esta directora, era más que suficiente para tenerla como una de nuestras mejores realizadoras. “Oriana” significó para mi un antes y un después en el cine nacional y esta obra, vuelve ser un punto de inflexión.

 La primera sorpresa que me llevé, fue ver la sala un 50 % llena, lo cual para mi es todo un record, ya que cada vez que voy a ver una película venezolana, puedo contar los asistentes, casi todos conocidos. En esta oportunidad, salvo unas alumnas que entusiasme en la entrada, no vi a más nadie y eso, es un buen indicador de que el cine nacional comienza a tener audiencias.

Un texto sin contexto es un pretexto y Habana Eva logra con maestría manejar el contexto  de Cuba y Venezuela, casi que diría del Caribe, por eso el título del artículo. Allí se desgrana con habilidad de costurera, de bordadora, los modos de vida, las formas de ser,  las maneras de amar,  la música,  esa  forma única de mezclar la realidad con la ficción, los sueños de los hombres y mujeres nacidos en este lado de planeta, conectados por ese Caribe que nos contiene y nos explica.

En esta obra resaltan dos elementos puntuales que permiten perfilan, la propuesta cinematográfica de Fina Torres: la feminidad y el humor, los cuales encontraron en esta historia el marco perfecto para  potenciarse como un discurso que nos expresa como caribeños, con sociedades parecidas y diferentes, con procesos políticos parecidos y a la vez, diferentes.

Pero sobre todo,  es un canto a la feminidad,  que con tanto acierto ya había plasmado en Oriana con la siempre recordada Doris Well.  Aquí la responsabilidad recayó en la venezolana Prakriti Maduro (vaya nombre), quien lo hizo muy bien y en la cubana Yuliet Cruz…. que hace de jinetera, pero antes que eso, es mujer.

No es una película inocente, pero no es la política su norte y eso es mucho en un país tan polarizado como el nuestro, donde el sólo hecho de que Fina hubiese aceptado trabajar con La Villa del Cine le generó más de una crítica, pero ella demostró que realmente lo que existe es un cine bueno o un cine malo, lo demás es panfleto, lo demás es excusa.

Habana Eva es una campana que logra entender el momento, que entreteje diversos discursos, que nos habla de una realidad con miles de aristas, pero sobre todo nos habla de un lenguaje común, de una cultura en común. Tal vez eso explique porque, aun antes de ser estrenada en el país,  ya se ganó el premio a la mejor película internacional del Festival de Cine Latino, realizado en Nueva York el pasado 2 de agosto.

Si es verdad que el arte sirve para hacer más llevadera la vida, pues no hay duda de que esta nueva película de Fina Torres  cumple tal cometido.  Hay que irla  a  ver y de ser posible, más de un vez.