lunes, 23 de enero de 2012

Francisco Delgado: Invoco tu nombre



Inimaginable el dolor. Inimaginable tu ausencia. No saberte físicamente en Maracaibo, en esta ciudad que tan bien conocías y ella a vos, no resulta potable.  Este martes 17 de enero cuando corrió por la ciudad, como un grito infinito tu muerte, algo se paralizó. Nada volvió a ser igual. No salíamos del asombro y más de una rogamos para que no fuese cierto.  Pero, era verdad y qué verdad.

Conocí a Francisco allá en los 70, cuando comenzamos nuestra vida universitaria. Le veía con esa actitud circunspecta y esa cara de buen estudiante que no se la quitaba nadie y comenzamos a transitar los caminos de la política.  Convergimos en múltiples actividades. Luego una lo vio crecer, convertirte en un respetado profesor universitario, especializarse en criminología y dirigir el Instituto que lleva esa temática en LUZ y que tiene el nombre de Lolita Aniyar.

Así en los 90, cuando ella fue gobernadora, lo nombró Director de la cárcel  de Sabaneta y allí sí que demostró para qué era bueno. Recuerdo como Oscar Rincón me contaba, con profunda admiración, su temple y valor para enfrentarte al pabellón más peligroso. Cómo lo respetaban los presos a fuerza de seriedad y compromiso con el tema penitenciario.

Y así, una se fue acostumbrando a verte lidiando con los problemas de esta ciudad.  Comprometido. Entregado, sin aspaviento ni altisonancias. Siempre dispuesto a conversar sobre los temas más disimiles. Fuiste un servidos público nato. Con vocación. Como pocos.


Una se sentía orgullosa de saberte uno de los mejores criminólogos del país y además saberte “nuestro”. Nuestro por zuliano, nuestro por maracucho, nuestro por estar acompañando este proceso, nuestro por compartir preocupaciones y sueños. Nuestro.

Intenté recordar esa noche fatídica cuando me comunicaron la noticia, la última vez que habíamos conversado y recién lo pude hacer. Fue con motivo del referéndum que se hizo en LUZ para decidir si, el DIBISE entraba a dar seguridad ante la creciente ola de atracos y violaciones que se sucedían en la Universidad.  La propuesta prosperó con más del 90 %, incluido mi voto, pero él estuvo en desacuerdo y me dio una razones tan convincentes que me hizo dudar de mi decisión. Ahora que los delitos han bajado de manera considerable, sigo recordando su argumento para estar en contra: una situación coyuntural no puede llevar a tomar medidas que en un largo plazo pueden ser modificadas. La Universidad debe conservar su autonomía.

Como una letanía decía que la corrupción policial era el peor flagelo que enfrentaba el país. Y él lo sabía muy bien. Señalaba con dolor e impotencia que ella nos estaba ganando la partida.

Tu entierro fue un acto de dolor compartido, una tragedia común. Por allí vi hacerse presente medio Maracaibo, sin distingos, rompiendo como pocas veces esta polarización que atosiga y asfixia, pero no hubo sorpresa. Todos sabíamos cuan querido y respetado eras. El asombro y la incredulidad eran el lugar común de los comentarios. Cómo pasarte eso a vos Francisco, tan comedido, tan centrado, tan pausado. Cómo. Algunos pensaban en José Gregorio y su muerte infausta. Otros en el dolor de cuando Luis Hómez murió. Todos concordaban en la perplejidad de no creer que ya no volveríamos a verte en esta ciudad.

Cómo será Maracaibo sin vos, me pregunto en esta madrugada que recién he podido escribir, en este instante, donde recuerdo que no pude llorar porque el dolor me lo impedía como pocas veces me ha pasado. Me pregunto entonces cómo hacer para sobrellevar a esta ciudad sabiendo que ya no te veré más, que no nos volveremos a cruzar.  Que no volveré a ver tu sonrisa, ni a escuchar tu voz dando luz y sentido a tantas sinrazones que diariamente vivimos. Cómo. Invoco entonces tu nombre y digo con Octavio Paz : “ déjame que te olvide para que en este olvido siga creciendo tu voz”.

Morelis Gonzalo (morelisgonzalo@gmail.com)

domingo, 15 de enero de 2012

Rafael Rincón González: tu nombre me sabe a Maracaibo



Morelis Gonzalo ( morelisgonzalo@gmail.com)

Nombrar a Rafael Rincón González es nombrar al Zulia, a Maracaibo. Su nombre es- como pocos- sinónimo de estas tierras cálidas y azarosas. Durante más de 7 décadas se dedicó a escribirle a esta región que conocía tan bien.  Con él aprendí a querer los ritmos zulianos.

Nació hace 89 años, hijo de uno de nuestros mejores pintores; Neptalí Rincón. Había venidos al mundo en pleno corazón maracucho; en El Saladillo en 1922. Desde joven se inclinó por la música, dedicándose con ahínco a los ritmos zulianos como la danza, el danzón, la contradanza y por supuesto a la gaita. Creó en la década de los 60 el grupo “Los Compadres del éxito” todo un referente en la región. También creo  otros grupos.

Fue un compositor prodigioso, más de 600 piezas salieron de su puño y letra, destacándose por su poesía y plasticidad, posiblemente por eso lo llamaban “El pintor del Zulia”.  Reconozco que toda su producción me gusta, pero en especial “Los Pregones” que se la vi cantar y tocar en diversas ocasiones, la misma fue grabada por la Orquesta  Filarmónica de Londres. La última vez que lo escuché fue hace como dos años en la URU, junto a Tino Rodríguez, otro grande que se nos fue.

La primera vez que vi a Rafael Rincón fue en la década de los 80 en la plaza Baralt de Maracaibo, durante la realización de una de las jornadas del Festival de cine Manuel Trujillo, que se celebra en el mes de enero. Allí conversaba con Luis Hómez y él se acercó y le dijo: mire diputado yo soy adeco, pero lo admiro por su valentía y honestidad y le extendió su mano. Así era.

 Siempre que lo escuchaba mi alma se ponía alegre y mi identidad de zuliana se reafirmaba. Nadie como él para cantar sobre este espacio que nos contiene. Nadie como él para encontrar la palabra perfecta, que diera en el blanco de la poesía que toda región posee. Cuando hablaba de Maracaibo, hablaba de nuestra historia, de nuestras tradiciones, de nuestros dolores y nuestras alegrías. El nos daba la dimensión exacta de cómo habíamos sido. Eran tan visuales  sus canciones que uno lograba ver esa ciudad que se nos fue, pero que había quedado para siempre en la música de Rafael Rincón González.

 Cuando digo que su nombre me sabe al Zulia, a Maracaibo, no es una simple metáfora, es una realidad y quien sea de esta tierra sabe que no miento, ni exagero. Este compositor supo atrapar en su música el alma de este pueblo que hoy lo llora y no lo olvidará. En vida recibió muchos homenajes, recuerdo en especial el Honoris Causa que le dio la Universidad del Zulia y con ese gesto sentí que ese honor se resignificaba. El honrado, honraba al premio. Eso sucede pocas veces.

Este domingo 15, al recibir la noticia sentí orfandad, una orfandad musical, pero sé que esto pasará pronto, porque las 600 canciones que compuso quedarán para siempre en el imaginario del zuliano, del maracucho, para recordarnos siempre su presencia, su alegría, su identidad zuliana, la identidad de todos y todas las que habitamos este espacio que nos contiene y nos explica.

lunes, 9 de enero de 2012

Lecciones

Morelis Gonzalo (morelisgonzalo@gmail.com)
Dedicado a los policías honestos del país.

Recién fui al mecánico y allí en ese taller recibí una de las mejores lecciones de ética que me hayan dado en los últimos tiempos. En medio de la grasa, los ruidos y gente que entra y sale, el mecánico me dijo: ya viste el Panorama de hoy, le contesté que no y acto seguido me sacó su ejemplar del 6-1-2012 y me hizo leer lo que él consideraba un abuso: una nota de sucesos donde se hacía referencia a la captura de Oscar Martínez, “ el Cali”, un buscado narcotraficante, de origen portorriqueño, recientemente detenido en  Maracaibo, quien primero ofreció pagarle a los policías 500.000 $ si lo soltaban y luego los amenazó con partirlos en pedacitos. Ni lo uno ni lo otro los convenció, igual lo pusieron preso. Tal vez no le creyeron o mejor aún: son funcionarios honestos que no se dejaron sobornar.

La molestia del mecánico provenía de la afirmación hecha por el comisario  Villalobos de Polimaracaibo, quien declaraba que no obstante la peligrosidad del detenido,  buscado por Interpol,  fue capturado “ por dos tristes policías” que ni idea tenían de quién era el sujeto. La indignación provenía del hecho de que lejos de exaltar y reconocer a los uniformados, los banalizaban y casi que ridiculizaban y eso le parecía primero una falta de respeto y segundo un desestimulo a los pocos o muchos policías honestos que si existen en nuestras policías, tanto nacionales como regionales.

Al comienzo él pensaba que era responsabilidad del periodista, pero luego le aclaré que era una transcripción textual de una declaración del comisario, ante lo cual su indignación se volcó hacia el funcionario. Sin embargo me dijo, es tan común ver estas faltas de ética en los medios, donde los periodistas opinan, califica o descalifican a la gente, que no me extrañaba que en este caso fuese así y se dedicó a hablar de la falta de veracidad. Yo no salía de mi asombro.

 Me hablaba de casos puntuales, me decía cómo ahora desconfía y no cree todo lo que publican o divulgan los Medios de Comunicación. Me señalaba razones políticas, periodísticas, históricas y éticas. Me decía: ahora pienso, ahora sé que fuimos largamente engañados, ahora leo y me documento y sé que allí está uno de los combates por cambiar esta sociedad. Ahora “no estamos cogidos a lazo”.

 Mi asombro me llevaba a preguntarme cuántas personas más podrían pensar así, lejos de los cenáculos académicos, políticos o periodísticos. Cuántos más habrían cómo él. Cuántos más habrán tomado conciencia del peligro de los medios, del riesgo social que genera su mal uso, de la disociación que genera. Cuántos.

En este país donde los índices sociales han mejorado, donde llevamos la batuta como la nación que ha cerrado más la brecha social, seguramente no sea fácil llevar una estadística que dé cuenta de la toma de conciencia de la gente con relación a los medios, pero sería interesante ahondar en el tema. A ver si de pronto, el Latinobarómetro que miden cosas tan intangibles-tangibles como la felicidad y la alegría se arriesga y mide esta variable. Más de una sorpresa nos llevaríamos.

lunes, 2 de enero de 2012

Calle 13: entre el asombro y el gusto


Desde que escuché a la agrupación Calle 13 comencé a escribir este artículo mentalmente. Entre el asombro y el gusto me asomaba a esta propuesta sin antecedente en este tipo de música. Por supuesto que he escuchado cantantes con posiciones política, pero encuadrados en una corriente definida: la música protesta. Tal vez Rubén Blades era el único que se salìa de esa casilla con su salsa en los 80 y no por casualidad, este cantautor es uno de los referentes de la agrupación portorriqueña.

Habìa escuchado pedacitos de la canción Latinoamerica en Telesur y siempre me timbraba. Me preguntaba de dónde salìa esa exquisitez de letra y de voz, en especial la interpretación femenina. Luego vino la noche de los Grammy y allì el asombro y la emoción fue total. Oir nuestro cuatro y nuestra OSV incorporada en ese hermoso himno que es sin duda Latinoamerica, me llevó a emociones sentidas años ha, allá en los 70 con la nueva canción latinoamericana y sus vigorosos interpretes, donde Aly Primera tiene un sitial de honor. Me recordó la vez que escuchè a IntiIlimani en vivo aquí en Maracaibo. Igual que a Mercedes Sosa, a Silvio y a Pablo y a otra de cuyo nombre no quiero acordarme.

Esa letra interpretada en rirtmos urbanos es para mi toda una evidencia de que en la música tambien se expresa los cambios que con vigor vive esta región, luego de la larga noche del neoliberalismo. Ahora que en todos-o casi todos- los países de la región sus gobernantes se parecen cada vez más a sus pueblos, como alguna vez dijo Cristina, surge esta agrupación. Así entonces, el arte también comienza a parecerse cada vez más a su pueblo. No es casualidad.

Calle 13 con sus letras, sus arreglos, sus videos y sus presentaciones logran expresar -y de qué manera!- toda esta erupción que viven nuestros pueblos. Proliferan en ella nuestros cantos, nuestras inquietudes, nuestras esperanzas y eso no lo compra nadie, como tampoco nadie puede comprar nuestros deseos y estas ganas de ser que ya nadie podrá arrasar, ni invisibilizar.

Hay algo de esta agrupacion que me encanta y lo considero uno de sus logros fundamentales: poner de nuevo el nombre de Puerto Rico en el mapa latinomericano, invisibilizado por su condición de “estado asociado” de EEUU y eso no es poco cosa. Seguramente muchos jóvenes de esta región desconocen esta realidad.

Pero Calle 13 es algo más que Latinoamerica, tiene una extensa obra donde resaltan otras propuestas por demás irreverentes y con humor que le han valido miles de seguidores a lo largo de estos 5 años de actividad artística, desafiando los grandes monopolios de la distribución músical, especialmente en la radio, donde la payola hace de las suyas. Las ácidas opiniones de Réne (Residente) les ha ganerado más de un veto, especialmente en su país. No obstante lo cual, fueron los ganadores absolutos de los recientes Grammy sin tener que hipotecarse. Toda una lección para reflexionar.

He revisado con interés muchas de las entrevistas hechas a René a lo largo de estos años, lo sigo en Twitter, leo con atención todo lo que se publica sobre ellos y encuentro una coherencia y consistencia nada usual que me entusiasma. No es fácil conseguir estas posiciones en grupo músicales. Tienen opinión sobre diversos temas, compone con poesía y no cae en lo panfletario que ya es un logro.

En fin, que calle 13 ha sido uno de los mejores regalos que me dio el año que culmina y prueba latente de que vamos por buen camino, porque el arte- ay el arte!- también lo expresa y cuando eso ocurre es porque el deseo de cambiar ya se metió en el torrente sanguineo y en el alma de los pueblos.