Ella
lo amó con locura, como pocas veces o como solo una
vez ocurre. Vaya una a saber. Ella fue feliz y mucho. Durante años
compartieron todo con todos. Su casa era como un club. Con la
diferencia que era un club ... político. Así la
recuerdo y así la recuerdan muchos. Un club donde se bebía,
se comía y se hablaba mucho de política, cuando
soñabamos con tomar el cielo por asalto. Cuando no
sabíamos que la meta es el camino, eso vendría muchos
años después. Allì transcurrieron muchas
historias, pero la de ella era la principal.
Finalmente ella decidió tener un hijo. El ya tenìa
varios. Cuando nació, ella dijo que ese había sido el día más
feliz de su vida, que no tenía comparación y recordé entonces, que hay médicos que hablan del orgasmo del
nacimiento para referirse a la felicidad que sienten algunas madres,
cuando paren la primera vez. Ella fue feliz en su nueva faceta de
mamá y de qué manera: llevaba un diario con las
ocurrencias de la niña. La celebraba permanentemente y se
sentía plena, pero ocurrió lo que suele ocurrir con
demasiada frecuencia: él la traicionaba. Es posible que ella
lo intuyera o lo supiera mucho antes, pero aguantò y aguantò,
hasta que ya no pudo más. Eso no significaba que no lo
siquiera queriendo, así fuese compartido. Pero una cosa era
quererlo y otra soportarlo. Dos cosas muy distintas. Una cosa es amar
a alguien y otra saber que la vida no es posible con él. Este fue el caso. Ella decidió entonces separarse y él irse o
algo parecido. La historia solo la saben ellos. Lo cierto es que
dejaron de ser pareja. Y es posible que eso hubiese ocurrido mucho
antes. La casa ya habìa dejado de ser la casa y los amigos ya
habìan dejado de ser los amigos. Ya pocas cosas habían en común. Si hasta la política, ese gran
pegamento que los habìa unido, habìa cambiado,
casi que estaban en bandos opuestos o mejor dicho; estaban en bandos opuestos. Cosas de la vida y de lo intereses. Pero ella lo seguìa
amando... así fuera compartido. Y lo seguía amando porque lo prefería compartido “ antes que vaciar su vida”
como la hermosa canción que ella casi convirtió en un
himno de su vida. Un día la hija le dijo “ mami yo creo que
tù quisites más a papi que él a ti “ y supo
entonces que su hija tenìa razón, pero sobre todo que su hija habìa vivido el climax y el declive de ese amor que
ella sintió. Supo entonces que esa niña habìa
vivido - y a su modo- el duelo de su madre cuando su padre la abandonó. Supo entonces que, efectivamente ella lo prefería
compartido antes que vaciar su vida en el breve espacio en que no
está, aunque no fue perfecto, se acercó a lo que ella-
posiblemente- alguna vez soñò.
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1 comentario:
Memorias?
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