lunes, 3 de febrero de 2014
Bendito amor
Tengo 28 año y una obsesión que me recorre completa. Tengo 28 años y solo quiero saber de un hombre y su nombre. El lo ignora y a mi no me importa. Lo busco por toda la geografía y finalmente lo encuentro y es como si jamás lo hubiese dejado de ver. Está allí para mí, para mi deseo, para mi cuerpo, para mis humedades. El siente lo mismo. Lo que vino después fue la confirmación de lo que siempre sentí: había nacido para él. Fueron entonces meses y años de una pasión que nunca tuvo fin, que no se agotó. Ni siquiera el dolor de la ruptura acabó con ella. Acabó con la posibilidad, con la esperanza, con el sueño, pero no con el deseo... ni con el amor. Bendito amor.
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