miércoles, 20 de octubre de 2010

Poemario " Ciudad Solar" : Maracaibo en el centro de todo


Artemio Cepeda, poeta (F: E. Bracho)

Conozco a Artemio Cepeda, aun antes de conocerlo. Supe de él a través de sus hermanos. Ellos siempre hacían referencia  a su constante, silenciosa y secreta escritura.

De tal modo, que cuando este  viernes 15 de octubre fui al bautizo de su libro “Ciudad Solar” en la librería del Sur, sentía que estaba frente a una obra que me resultaba familiar y fraterna, como los viejos amores, cuando terminan bien.

Había leído cosas sueltas, breves, pero no un texto completo como este, que ya va por su segunda edición. Así, con lo primero que me tope fue con un verso que me atrapó y me obligó a seguirlo:
 Y hay vivos,
Que mueren
Y siguen viviendo.

Tal vez porque en los últimos tiempos se me han muerto amigos y cercanos, que sin embargo “siguen viviendo”, como Oscar Rincón, cuyo recuerdo se me ha hecho cotidiano. Tuve incluso que dejar de escribir, porque ya este espacio comenzaba a parecerse un inventario necrofílico que ni a mí me gustaba,  uno de los pocos lectores que supongo tengo.

Lugo me tocó escuchar el autoprólogo, leído por el mismo, donde destacaba “la reseña literaria” de hablar de “un tipo tan conocido por mi como yo mismo” Un giño al ego, válido y original.

Su reconocimiento de que estos poemas no son fruto de un “golpe de suerte” sino “más bien (...) de la paciencia y del oficio diario” permiten rescatar el quehacer literario de la contingencia de la suerte o de las musas y, reconocer en la poesía un trabajo tan laborioso como el que más y tan exigente como cualquier otro, sin menosprecio de ninguno, en una sociedad donde este oficio es visto como algo menor, insignificante. Lo cual no es poca cosa.

Ignoro a qué corriente pertenece este trabajo, porque no soy crítica literaria, apenas sí, una cronista de estos acontecimientos. Sin embargo, puedo decir que estos poemas pertenecen al género de la buena poesía, de esa que llega, que provoca leer  más de una vez y con ganas, como estos dedicados a su padre:
Supe de tus insomnios
Y de tu manera latente
De acostarte
(…)
Ahora que estás, viejo,
Desandando los valles de la muerte
No sufrirás
La hipocondría que te acompañó
Ni las malas jugadas de tu sangre,
Ahora, imagino, estarás más libre que nunca
y tal vez, fuera de peligro.

Y entonces recupero a mi padre ausente a  través de este poema y pienso por primera vez, que sí, que seguramente estará descansando de una tortuosa vida andaluza, atravesada por la derrota de la República de la Guerra Civil Española. Y todo gracias a la poesía, o al poeta?.

Y no hablo del poema dedicado al  abuelo blanco, porque allí si soy capaz de ponerme a llorar, pensando en como habría sido el mío, llamado Víctor,  allá en la lejana Sevilla y que jamás supo de mi, de una nieta caribeña jamás imaginada.

Sigo leyendo y entonces me asecha la melancolía por los  amores ausentes, cuando Artemio escribe:

Quiéreme por mi tristeza
Sin conmociones
(…)
Pero sobre todo,
Quiéreme
Por la cruz de mi presente
Al pie del puerto

Podría reseñar, uno a uno estos versos, pero la historia sería como muy larga y hasta aburrida, así que termino con “Ciudad Solar” que le da nombre al poemario y que habla de lo que siempre nos convoca: el Maracaibo de nuestros tormentos.

Esta ciudad solar
Que nació con ombligo de bahía
Hoy termina en el puerto
Al pie del mundo

Digo entonces para finalizar, que Maracaibo tiene rato esperando la poesía de Artemio, que necesitamos esta palabra tejida con oficio de orfebre, para que siga interpretando y dando cuenta de su tiempo y su espacio, es decir de nosotros. Que urge ver publicada su obra inédita. Que urge su presencia en esta ciudad-puerto que nos contiene y nos reclama... Que nos salva y nos condena…

No hay comentarios: